Experimento de eclosión

Experimento de eclosión

En la noche del 23 de junio de 1950, algunos alumnos observaron a las tortugas marinas poniendo huevos. Se interesaron por las condiciones necesarias para que los huevos eclosionaran, por lo que decidieron extraer algunos de ellos con el fin de estudiarlos. Tuvieron en cuenta la duración de la incubación y la temperatura. Cuando los huevos eclosionaron, los alumnos decidieron quedarse con algunas de las tortuguitas durante un tiempo.

Método y resultados
Se llevaron treinta huevos a la escuela, que se enterraron en tres lugares distintos con diferentes grados de exposición al sol. Además, se controlaron la temperatura y la humedad de los nidos. Se observó que la eclosión se producía en zonas con una temperatura media de la arena de 28 °C (82 °F) y un contenido de humedad igual o inferior al 7 %, pero no en zonas donde la temperatura era inferior a 25 °C (77 °F). Según otro experimento que se llevó a cabo dos años después, se descubrió que las condiciones óptimas oscilaban entre 28 °C y 32 °C (82 °F y 90 °F), además de un contenido de humedad del 5 %. Luego, estas condiciones se confirmaron en la Universidad de Medicina y Odontología de Tokio, donde se usó una incubadora de huevos.

Tema: Vida y experimentos
En el diagrama, se ilustra el desarrollo de los huevos de tortugas bobas examinados a los 25, 35 y 44 días posteriores a la puesta. En otras palabras, estas tortuguitas se sacrificaron por cuestiones de conocimientos científicos. En ese momento, no se disponía de libros autorizados sobre las tortugas marinas. No obstante, a partir de este sacrificio, se pudieron comprender mejor las características ecológicas de las tortugas bobas, lo que se tradujo en esfuerzos de conservación más eficaces.