Traspaso de responsabilidades

Traspaso de responsabilidades

A medida que apoyaban las actividades de los alumnos de secundaria, los residentes se volvieron más conscientes de su relación con las tortugas marinas y empezaron a sentirse más orgullosos de ser la “ciudad de la tortuga boba”. Cuando los alumnos tuvieron que poner fin a su trabajo, los residentes se hicieron cargo del cuidado de las tortugas.

Un aluvión de visitantes, un problema para la escuela
La playa de Ohama es un destino popular para las excursiones escolares de las escuelas de la zona, por lo que era normal pasar por la escuela secundaria de Hiwasa para apreciar las tortugas marinas. Asimismo, la escuela recibía constantemente a los visitantes a la ciudad, entre ellos varios funcionarios del gobierno. Si bien el personal estaba agradecido por la atención, era difícil entretener a los visitantes debido a que había pocos profesores y a que cada uno de ellos solía impartir varias materias. En lugar de concentrarse en sus estudios, los alumnos a veces tenían que ocuparse de emergencias relacionadas con las tortugas. Por ejemplo, un día, la bomba de agua del estanque dejó de funcionar y, por ese motivo, se detuvo el curso de agua. Para resolver el problema, los alumnos tuvieron que llevar baldes de agua del océano al estanque. Todos estos problemas interferían en los estudios de los alumnos.

Traspaso de las tortugas a la ciudad
Para aliviar la carga de los profesores y del personal de la escuela secundaria de Hiwasa, la ciudad asignó miembros del personal exclusivamente para el cuidado de las tortugas marinas. No obstante, debido a la cantidad de personas que iban y venían, y a su impacto perturbador sobre la educación en la escuela, se decidió crear el acuario de Hiwasa, que más tarde se convertiría en el Museo de la Tortuga Marina de Hiwasa. En 1960, diez años después de la creación del Grupo de Investigación de Tortugas Marinas, las autoridades de la ciudad asumieron la responsabilidad del cuidado de las tortugas en el acuario, es decir, los alumnos de último curso de cada año escolar ya no debían hacerse cargo de ello.

Adiós a las tortugas
Diversas organizaciones e instituciones querían las tortugas que se criaron en la escuela secundaria de Hiwasa. Como eran demasiado grandes para el estanque que construyó la ciudad, algunas se regalaron a acuarios fuera de la prefectura y a la familia imperial. Al separarse de las tortugas, los alumnos las llevaban a la playa de Ohama, le pulían los caparazones y se despedían.