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El contacto humano con las tortugas marinas no se limita a las hembras que anidan. Los machos, los ejemplares jóvenes y otras especies de tortugas marinas, como la tortuga laúd y la tortuga golfina, también habitan y visitan las aguas costeras de Japón. Ocasionalmente son atrapadas en las redes de pesca o aparecen muertas en las playas. Al examinar a estas tortugas es posible asomarse a la vida de las tortugas en el mar y estimar el impacto que tienen en ellas las actividades humanas. Es importante conseguir la colaboración de los pescadores y los residentes locales, quienes tienen más probabilidades de descubrir tortugas e informar sus hallazgos.

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Observar la captura accesoria de las tortugas
Siempre que es posible se examina a las tortugas marinas que son atrapadas accidentalmente en las redes de pesca (captura accesoria). La mayoría de los exámenes se llevan a cabo en los puertos cuando los pescadores traen las tortugas, pero algunos se efectúan a bordo de las embarcaciones de pesca mientras están en el mar. Si las tortugas aún están vivas, se miden, se marcan y se liberan. Si una tortuga ya está marcada se confirma su historial y se actualizan sus datos. Si la tortuga está muerta se le hace una autopsia y se recaban muestras. Al acumular datos con estos métodos, se puede entender claramente la especie, el tamaño, la estacionalidad y la migración de diversos ejemplares de tortuga que habitan en la zona.

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Observar a las tortugas que aparecen muertas en la costa
También se recogen datos de las tortugas que mueren en el mar o que aparecen en la costa. Cuando se descubre una tortuga muerta, rápidamente se mide y se revisa para ver si tiene marcas o lesiones. En muchos casos el cuerpo está en estado avanzado de descomposición, pero todavía será posible diseccionarla y tomar muestras antes de enterrar el cadáver. Los datos y las muestras se usan para entender la ecología de la tortuga marina y para obtener pistas con respecto a la causa de la muerte.